Hay que recitarlas una por día por la mañana y
mirando hacia el Este, al lugar por donde sale el Sol. Se pueden recitar todas
las veces que se quiera durante el día. En el ciclo diario, los Genios rigen
períodos de veinte en veinte minutos a partir de la salida del Sol. Si se tiene
una petición a formular relacionada con las virtudes del Genio se puede dirigir
a Él ese período, pero teniendo en cuenta que el Sol no sale en el mismo minuto
cada día, se debe tener un calendario para saber en qué momento sale el sol y
sumar a esa hora, la hora indicada en el calendario de regencia de Genios.
Con la plegaria, el amor se anticipará al
conocimiento y es preciso saber que en estos Genios reside la base de todos los
poderes que el Hombre puede conquistar en el mundo físico.
Para dirigirse a ellos es preferible rezarles en voz
alta, siempre que ello no sea un obstáculo para la convivencia, en cuyo caso
puede hacerse en voz baja.
Los 72 genios representan los 72 rostros de la divinidad, es decir, corresponden a 72 facetas de la personalidad de Dios, cada una personificada por seres espirituales que se encargan de una determinada tarea.
Los 72 genios representan los 72 rostros de la divinidad, es decir, corresponden a 72 facetas de la personalidad de Dios, cada una personificada por seres espirituales que se encargan de una determinada tarea.
Los 72 son nuestros ángeles guardianes desplazados
por Dios para enseñarnos y protegernos. Son ellos quienes se encargan de
"clasificar" las súplicas que los seres humanos dirigen a la
divinidad, comunicándolas a la entidad competente. A través de esos 72 rostros
de Dios, si se pide en el momento adecuado y sobre un asunto de su competencia
se puede lograr lo que se anhela.
Pero lo más importante no son los favores que
podemos obtener sino la absorción de las virtudes que cada uno de los Genios
contiene. Si por la mañana, al levantarnos, entramos en sintonía con la entidad
espiritual que rige ese día de nuestra vida, si nos imbuímos de su presencia,
aprenderemos algo que difícilmente conseguiríamos aprender de otra forma, no
sólo en el dominio de la espiritualidad sino también en el de las cosas prácticas.
La plegaria es la manera de entrar en sintonía con el Genio. Es
una toma de contacto.
una toma de contacto.
Después de recitada, cada uno deberá dirigir al
Genio la petición, dentro del dominio de los asuntos que pueden obtenerse de él
y que ya se reseña. Si el estudiante no tiene nada que pedirle en ese dominio
concreto, se puede formular esa petición para terceros que sí precisen esa
virtud en particular.
Es necesario que quien no encuentre inspiración
inmediata la escriba después de haberla meditado y que la recite en voz clara,
alta o baja.
De esta manera estaremos actuando sobre el mundo de manera intensísima, ya que el Genio está ahí para descargar sus virtudes sobre los Hombres que las reclamen (demasiado comúnmente olvidamos aquello de: “en verdad os digo: pedid y se os dará”).
De esta manera estaremos actuando sobre el mundo de manera intensísima, ya que el Genio está ahí para descargar sus virtudes sobre los Hombres que las reclamen (demasiado comúnmente olvidamos aquello de: “en verdad os digo: pedid y se os dará”).
Hay que formular el pedido intenso de que las
virtudes sean derramadas por el Genio y, poco a poco, el mundo cambiará y el
sufrimiento desaparecerá. Haciendo esto, aunque no se hiciera nada más en el
resto de la jornada, ya se ha aportado un grano de arena a la armonización del
Universo, ya que se habrá dejado huella. Por
consiguiente, la oración angélica contribuye a equilibrar nuestro karma.
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