Este
procedimiento, tal como lo presento, deriva de los trabajos de Erickson. Joseph
Barber, odontólogo norteamericano, lo emplea con un 99% de éxito. Se basa en
hacer que el sujeto acepte progresivamente todos los estados de relajación por
el que pasa su cuerpo a lo largo de la hipnosis.
Una cosa curiosa de este método es que no aparecen por ningún sitio las palabras: dormir, sueño, etc. Lo que hace que esta técnica sea muy efectiva para los sujetos en los que los otros métodos no han funcionado. Quizás inconscientemente creen que al dormirse, no despertarán nunca, o que podrían ser controlados completamente por el hipnotizador, etc. Mientras no nombremos las palabras a las que tiene “miedo”, el sujeto creerá que todo va bien y no rechazará esas sugestiones.
(Esta técnica se desaconseja a personas que tengan problemas respiratorios o de corazón!)
Una cosa curiosa de este método es que no aparecen por ningún sitio las palabras: dormir, sueño, etc. Lo que hace que esta técnica sea muy efectiva para los sujetos en los que los otros métodos no han funcionado. Quizás inconscientemente creen que al dormirse, no despertarán nunca, o que podrían ser controlados completamente por el hipnotizador, etc. Mientras no nombremos las palabras a las que tiene “miedo”, el sujeto creerá que todo va bien y no rechazará esas sugestiones.
(Esta técnica se desaconseja a personas que tengan problemas respiratorios o de corazón!)
Se empieza diciendo más o menos lo siguiente:
-En este momento usted está relajado, pero quizá te gustaría gozar de una relajación mayor.
Si el sujeto responde afirmativamente, el hipnotizador continúa:
-Voy a indicarte lo que debes hacer. Te resultará muy fácil. Debes saber que nada va a cambiar para ti, no sentirás nada en particular; la única diferencia será que, dentro de un momento, vas a estar más relajado que ahora. Y no vaciles en consultarme si algo te sorprende o te intriga. Para empezar, es imprescindible que te instales en este sillón lo más cómodamente que puedas. Encuentra la posición ideal en la que te sientas verdaderamente a gusto. Ahora me gustaría que comprobaras hasta qué punto puedes mejorar tu relajación inspirando muy profundamente sólo una vez. Inspira profundamente. Perfecto. Sin duda notas una sensación de calor muy agradable en el cuello y los hombros. Para acentuar esa sensación, conviene inspirar profundamente otras cuatro veces, y entre cada una de esas inspiraciones profundas, vas a soplar. Vamos. Ya lo notas, tus hombros están más cómodos y, cuando bajas los párpados, tus ojos disfrutan de una sensación de relajación. Cuando tus párpados tengan tendencia a bajar, respeta esa tendencia, no vaciles en cerrar los ojos. Debes intentar percibir esas sensaciones de relajación en los hombros y en los ojos, fíjate en cómo el aire que sale de tus pulmones aumenta la sensación de relajación, y notar que esa relajación se extiende poco a poco por todo tu cuerpo.
-En este momento usted está relajado, pero quizá te gustaría gozar de una relajación mayor.
Si el sujeto responde afirmativamente, el hipnotizador continúa:
-Voy a indicarte lo que debes hacer. Te resultará muy fácil. Debes saber que nada va a cambiar para ti, no sentirás nada en particular; la única diferencia será que, dentro de un momento, vas a estar más relajado que ahora. Y no vaciles en consultarme si algo te sorprende o te intriga. Para empezar, es imprescindible que te instales en este sillón lo más cómodamente que puedas. Encuentra la posición ideal en la que te sientas verdaderamente a gusto. Ahora me gustaría que comprobaras hasta qué punto puedes mejorar tu relajación inspirando muy profundamente sólo una vez. Inspira profundamente. Perfecto. Sin duda notas una sensación de calor muy agradable en el cuello y los hombros. Para acentuar esa sensación, conviene inspirar profundamente otras cuatro veces, y entre cada una de esas inspiraciones profundas, vas a soplar. Vamos. Ya lo notas, tus hombros están más cómodos y, cuando bajas los párpados, tus ojos disfrutan de una sensación de relajación. Cuando tus párpados tengan tendencia a bajar, respeta esa tendencia, no vaciles en cerrar los ojos. Debes intentar percibir esas sensaciones de relajación en los hombros y en los ojos, fíjate en cómo el aire que sale de tus pulmones aumenta la sensación de relajación, y notar que esa relajación se extiende poco a poco por todo tu cuerpo.
Perfecto. Continúa respirando profunda y
regularmente, sintiéndote a gusto, e intenta imaginar una escalera. Me gustaría
que imaginaras una escalera, no importa de qué tipo, una escalera con veinte
escalones. Imagínate en lo alto de esa escalera. No es necesario que imagines
la escalera entera, basta con que evoques una parte de los veinte escalones.
¿Ya está? Perfecto. Te encuentras mentalmente en lo alto de la escalera, y
desde el escalón que estás pisando ves algunos otros. Dentro de un momento voy
a empezar a contar, con voz clara y fuerte, de uno a veinte. Quizá lo hayas
adivinado, se trata de descender mentalmente por la escalera. Cada vez que yo
pronuncie una cifra, bajarás un escalón. Debes hacer un esfuerzo por ver
claramente ese descenso, notando a la vez cómo aumenta tu relajación. Conforme
bajas escalones te sentirás más y más relajado. Cuanto más te aproximes al
final de la escalera, más relajado te encontrarás. ¿Estas listo para emprender
este descenso imaginario?
Si la respuesta es afirmativa, el hipnotizador
prosigue:
-Voy a contar. Uno, un escalón hacia abajo... Dos, bajas el segundo escalón... Tres, tercer escalón. Quizá ya percibas que tu relajación es mayor. Es posible que sientas más relajadas unas partes de tu cuerpo que otras. Puede que los hombros y el cuello están más relajados. O tal vez tengas la impresión de que tus piernas están más relajadas que tus brazos. Esto no tiene ninguna importancia. Sólo una cosa es importante: que te sientas bien y cada vez más relajado...
-Voy a contar. Uno, un escalón hacia abajo... Dos, bajas el segundo escalón... Tres, tercer escalón. Quizá ya percibas que tu relajación es mayor. Es posible que sientas más relajadas unas partes de tu cuerpo que otras. Puede que los hombros y el cuello están más relajados. O tal vez tengas la impresión de que tus piernas están más relajadas que tus brazos. Esto no tiene ninguna importancia. Sólo una cosa es importante: que te sientas bien y cada vez más relajado...
Cuatro,
bajas el cuarto escalón. Y puede que la relajación empiece a notarse en una
parte determinada de tu cuerpo. Puede ser que esta relajación profunda invada
poco a poco tus ojos, tus mejillas, tu boca, tu mentón. Tal vez descienda hasta
tu cuello. Una relajación agradable, profunda...
Cinco,
estás en el quinto escalón. Ya has recorrido un cuarto del camino. Has
descendido un cuarto de la escalera. Quizá ya empiezas a darte cuenta de que tu
relajación aumenta. Te sientes bien, cada vez mejor...
Seis,
llegas al sexto escalón. Quizás notes que se desvanecen progresivamente los
ruidos que hasta ahora te molestaban o te distraían. Puede ser que notes que lo
que todavía puedes oír ya no te molesta, sino que se integra armoniosamente en
el universo de relajación que disfrutas en este momento.
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