videncia economica
17:30
Oración para ganar al juego de la lotería
Es preciso, antes de acostarse, recitar devotamente esta oración, después de lo cual la colocaréis debajo de la almohada, escrita sobre pergamino virgen con tinta mágica.
Durante el sueño, el genio que preside vuestra vida, descendiendo del planeta, bajo el cual nacisteis, se aparecerá a vuestro espíritu, desligado momentáneamente de los torpes sentidos camales, y os indicará la hora, el lugar, y si sois de los elegidos, hasta el número que debe tener vuestro billete.
He aquí la oración:
¡Oh, misterioso Espíritu, que diriges todos los hilos de nuestra vida! Desciende hasta mi humilde morada. Ilumíname para conseguir por medio de los secretos azares de la Lotería el premio que ha de darme la fortuna, y con ella, la felicidad, el bienestar y el reposo. Penetra en mi alma. Examínala. Ve que mis intenciones son puras y nobles, y que se encaminan en bien y provecho mío y de la humanidad en general. Yo no ambiciono las riquezas para mostrarme egoísta y tirano. Deseo el dinero para comprar la paz de mi alma, la ventura de los que amo y la prosperidad de mis empresas. Sin embargo, si tú conoces ioh, soberano Espíritu, clave de la infinita sabiduría, que yo no merezca aún la fortuna, y que todavía debo pasar muchos días sobre la tierra en medio de las amarguras y batalla de la pobreza, hágase tu voluntad; yo me resigno a tus decretos; pero ten en cuenta mis sanos propósitos, el fervor con que te invoco, la necesidad en que me hallo, para que en el día que esté escrito en el libro de mi destino, sean satisfactoriamente atendidos mis votos, que están expuestos con toda sinceridad, verdad y ansiedad de mi corazón. Amén.
No hay que perder las esperanzas si por acaso no acude el Espíritu a nuestro primer llamamiento. Vuestra oración es siempre escuchada y anotada. Al cabo, cuando ya os convenga la fortuna, vendrá, infaliblemente a vuestras manos. Pero no dejéis de recitar la anterior oración en la forma que se ha dicho. Conviene, en todo caso, jugar el primer número que se presente a nuestra imaginación, al despertar después del sueño mágico.