Los dividiremos en dos grandes grupos: los Arquetipos Personalizados (que consisten en reflejar esquemas preexistentes) y los Arquetipos Idealizados (elaborados a partir de elementos de nuestro propio Yo). En ambos casos, alternativamente, corresponderán a algunos de los siguientes Arquetipos Simbólicos (o sea, la función que les es asignada): el Curador (para perturbaciones físicas provocadas por ataques psíquicos); el Triunfador (para sobrellevar las dificultades, especialmente en la vida material devenidas de esas agresiones); el Héroe (para desarrollar la templanza y entereza que nos permita socorrernos a nosotros y socorrer a los demás), la Fecundidad (para reconstruir sobre las ruinas, si es necesario) y el Consolador (para alcanzar paz y sosiego y llevársela a los demás)
Arquetipos personalizados
SANTA TERESA
Arquetipo Simbólico: El Curador.
Sahumerio: rosa.
Visualización mental: una joven monja con un ramo de rosas en su brazo izquierdo y extendiendo el derecho sobre nosotros (o la persona doliente) y de pie sobre una gran cruz latina hecha de pétalos de rosas.
Oración: “Santa Teresa de Jesús, protectora de doloridos y enfermos que en la hora crucial aún supiste anteponer el sufrimiento de los demás a tu propio dolor, te ruego intercedas por (aquí el nombre de la persona) para alejar de él (o de m í) aquello que alegra a las tinieblas. En el nombre del Padre, del Verbo y del Espíritu Santo, amén”.
SAN JORGE
Arquetipo simbólico: El Triunfador.
Sahumerio: lavanda, patchouli, musk.
Visualización mental: un joven vestido de caballero medieval, combatiendo previamente con un monstruoso reptil e hiriéndolo mortalmente con su lanza.
El combate no debe durar menos de cinco minutos. Las figuras combatirán dentro de una estrella de cinco puntas el Santo, y fuera de ella el Dragón, esforzándose pero no pudiendo ingresar a la misma. Dicha estrella deberá ser llameante (de fuego) y nosotros ubicados a las espaldas de San Jorge, parados entre los dos extremos inferiores del pantáculo.
Oración: “Andaré día y noche con mi cuerpo cercado y circundado por las armas de San Jorge. Que no me vea preso ni mi sangre derramada. Andaré tan libre como Jesús nueve meses en el vientre de Virginis. Que mis enemigos, si tienen ojos que no me vean, si tienen oídos que no me sientan, si tienen boca que no me difamen, si tienen manos que no me tomen, si tienen pies que no me persigan y que todo mal que deseen vuelva contra ellos, amén”.
SAN LA MUERTE
Arquetipo simbólico: El Triunfador.
Sahumerio: violeta, frutilla.
Visualización mental: un esqueleto, de pie y apoyado en una guadaña, en un campo yermo. Por detrás de él y en el horizonte sale el sol. El viento, rugiente y arenoso, azota la escena. Aquí el esqueleto no simboliza la Muerte sino el Cambio (ya que esotéricamente el fallecer se considera sólo un cambio de estado) y en este sentido la interpretación es coherente con el simbolismo implícito en la carta XIII del Tarot. El Sol, al elevarse sobre el horizonte, deberá quedar enmarcado en el centro de un gigantesco triángulo rojo que poco a poco se plasmará contra el rojizo cielo de fondo.
Oración: “Señor La Muerte, espíritu esquelético poderosísimo y fuerte por demás como un Sansón en tu majestad, indispensable en los momentos de peligro, yo te invoco seguro de tu bondad. Ruega a Dios concederme todo lo que pido, mi abogado te nombro como el mejor y que todo se vuelva contra quien contra mí viene. Señor San La Muerte, mi ángel protector.
VIRGEN NEGRA
Arquetipo simbólico: La Fecundidad.
Sahumerio: jazmín, violeta
Visualización mental: las “vírgenes negras” se encuentran en templos del siglo VIII al XIII en Europa, y si bien se las identifica con la Virgen Marí a en realidad se entiende que su origen es muy anterior, identificándose con los cultos a la fertilidad paganos, y sólo una transposición cultural las proyectó en la correspondencia que se les atribuye. Personalmente, creo que son un símbolo tardí o de la diosa egipcia Isis, y hasta su color negro, es propio del concepto del barro del Nilo como fecundador. Recordemos que a ese barro le llamaban antiguamente en árabe al chem, de donde deviene alquimia y que tampoco es casual que la materia previa a la aparición del Huevo Filosofal es descripta como una “matriz negra”.
Se la representa como una delgada mujer negra, con corona y actitud mayestática, con un niño sentado sobre la rodilla izquierda y la mano derecha elevada en actitud de bendición (pulgar sobre anular y dedos meñique y medio estirados hacia arriba). Tanto su cabeza como la del niño aparecerán orladas por los reflejos emanados de una cruz, lila, que refulge por detrás.
Oración: “Tú que gobiernas la Humanidad haciendo, divina Madre, descarga de sus cuerpos y sus mentes, limpiando los vientres e infundiendo en nuestros corazones el respeto y la veneración debidas a esa fuerza de la naturaleza que simbolizas, permite que tus dedos nos protejan y amparen. Te suplicamos, poderosísima, este ruego a conseguir: (aquí mencionamos nuestro deseo) y con todo amor y justicia dame luz precisa y fuerza necesaria para soportarlo todo. En armonía quiero vivir. Protege a mis seres queridos de todos los males y peligros. Salve, Reina”.
Antes de continuar, un par de aclaraciones de interés. El mantram “om” podemos pronunciarlo de dos formas pero, en ambos casos estando debidamente conscientes de su significado simbólico. Papus nos enseña que OM simboliza las fuerzas solares como tales, movilizadoras del potencial consciente del operador, donde la “O” prolongada potencia la Mente Abstracta y la “M”, también prolongada, el Amor incluyente (a los demás) y la Voluntad del bien. En su defecto podemos trabar con “aum”, convocatoria de las fuerzas lunares, en este caso, movilizadoras del potencial inconsciente del operador, donde “A” es la Mente Concreta, la “U” el Poder Psíquico y la “M” la Vida Instintiva. Sea cual fuere la forma de nuestra elección, para que surta todo su efecto, en el momento de su pronunciación debemos estar simultáneamente concentrados en estas propiedades intrínsecas del sonido.
Además, y cuando debamos repetir las sesiones de trabajo más de una vez (o trabajar con un mismo objetivo pero con distintas personas o grupos de personas) conviene tener entre las manos un trozo de plomo (o hacerlo circular entre los compañeros) porque (y aquí seguimos a Alejandro Hëgëdus) este material tiende a acumular la energía descargada por las manos que en todos los casos, y en virtud del ritual, estará conferido de una condición especial.
JESÚS
Arquetipo simbólico: El Consolador.
Sahumerio: rosa, sándalo, incienso.
Visualización mental: la imagen hagiográfica del Sagrado corazón, aquella en que se entreabre las vestiduras y muestra en su pecho la imagen de un corazón luminosamente envuelto en llamas que todo lo purifican y nada consumen, excepto la maldad y el dolor.
Oración: “Señor, tú que sufriste y entregaste tu cuerpo por Amor a los hombres, eres ahora Juez de mi corazón, mi mente y mi alma. Te ruego que lleves paz a mi espíritu y al de (aquí el nombre de quien queramos ayudar) y te reitero mis votos de fidelidad, por los siglos de los siglos, amén”.
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