Cuando un gato negro estuviere carnalmente unido con una gata del mismo color, tomaréis una tijera y cortaréis un mechón de pelo de ambos animales. Resumiréis luego los dos mechones, formando uno solo, con el que untaréis un poco de romero del norte para quemar todo, hecho lo cual, se recoge cuidadosamente la ceniza y se introduce en un frasco de vidrio donde echaréis unas gotas de espíritu de sal de amoniaco. Conviene aplicar bien el tapón para que no se evapore el liquido.
Dispuestas las cosas de tal manera, retendréis el frasco en la diestra de la mano, mientras se dicen las palabras siguientes: Ceniza que con mis propias manos fuiste quemada y que con una tijera de acero fuiste del gato y de la gata cortada: toda persona a quien te diera a oler quede encantada. Esto por el poder de Dios y de María Santísima, su madre.
Cumplidos los requisitos, reconcentraréis en el frasco, toda la mágica energía de la voluntad, de modo que quede saturado de vuestras intenciones.
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