Buscar dos murciélagos, macho y hembra. Aprovechar la sangre de ellos y mezclarla en espíritu de sal de amoniaco. Todo esto ponerlo en un frasquito, a fin de que éste pueda ser llevado en el bolsillo o cartera de mano.
Al desear ejercer su hechizo es suficiente que una gota caiga sobre el traje o vestido de la persona consignada, para que su atención sea desde ese día su voluntad.
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