Aviso:
Mucho cuidado con la parte en la que el sujeto tiene que imaginarse un león. Si
el sujeto tiene fobia a los leones, las reacciones son ilimitadas. (Siempre
puedes cambiar esa escena por otra. Lo que tienes que hacer es que el sujeto se
ría.)
El sujeto permanece de pie, con los pies juntos y
los brazos a lo largo del cuerpo, mientras el hipnotizador le dice:
“Cierra
los ojos. Y ahora escúchame. Piensa en un reloj de pulsera. Sigue con el
pensamiento la aguja que marca los segundos. Piensa en la pequeña aguja que
gira, la pequeña aguja que avanza en redondo... que avanza suave y
regularmente.”
El hipnotizador observa al sujeto durante unos
minutos para determinar su grado de sugestión y, a menos que la persona lo haga
por propia iniciativa, le invita a describir círculos con la cabeza imitando el
movimiento de la aguja, a la vez que continúa diciéndole:
“Voy
a contar hasta tres, y cuando diga tres te sentirás completamente relajado y
empezarás a moverte. Desde ahora, vas a empezar a moverte solo, exactamente
igual que la aguja del reloj. Ya empiezas a seguir el movimiento de la aguja. A
medida que respiras, ese movimiento se afianza. No obstante tus piernas
permanecen sólidas, inmóviles, sólo se mueve el resto de tu cuerpo. La aguja
gira. Te mueves por ti mismo. Uno... Dos... Tres... Te mueves, te mueves...”
Cuando se manifiesta la reacción del sujeto, el hipnotizador sigue diciendo:
Cuando se manifiesta la reacción del sujeto, el hipnotizador sigue diciendo:
“Dentro
de poco tu mano izquierda se va a levantar. Cuando yo diga tres, tu mano
izquierda se va a levantar. Tu mano izquierda comienza ya a levantarse...”
El hipnotizador adelanta ligeramente las manos en
dirección al sujeto y afirma:
“La
fuerza que se desprende de mis manos hace que tu mano izquierda se levante,
sientes la atracción que está ejerciendo. Uno... dos... tres... Tu mano
izquierda se levanta.”
Cuando la mano se levanta (a veces hay que
insistir) el hipnotizador prosigue:
“Dentro
de un momento la rigidez se va a apoderar de todo tu brazo izquierdo. Tu brazo
izquierdo se va a poner rígido. Cuando yo diga tres estará completamente
rígido. Tu brazo comienza ya a ponerse rígido. Uno.. dos... tres... Tu brazo
izquierdo está rígido.”
El hipnotizador mueve ligeramente el brazo del
sujeto y, si efectivamente está rígido, continúa: (Si no lo está, seguir dando
sugestiones de rigidez hasta que se produzca el efecto deseado.)
“Tu
brazo izquierdo está muy rígido. Te resulta imposible doblarlo. Cojo tu brazo y
resulta imposible doblarlo. Nadie puede doblarlo... Intenta doblarlo. No lo
consigues. Es imposible doblarlo. Ahora, imagina que estás dentro de una jaula
de leones. Estas en una jaula de leones y no tienes miedo; al contrario, te
ríes. Un león se te acerca, pero tu te ríes.”
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