Un día martes a las diez de la noche y en papel pergamino escríbase con la famosa tinta mágica y con la pluma de auca macho, el nombre y apellido de la persona señalada de antemano. Escrito lo que antecede, colóquese el trozo de papel debajo de la almohada y dígase la oración que se detalla:
"(Nombre de la persona) que tu corazón huérfano de amor halle en el mío, lo que todo pecho atesora. Que mi ardiente cariño sea rubricado con la esperanza de tu afecto, y que estas palabras sublimes sean portadoras de todo lo grande que se alberga dentro de mi para que tú espíritu sueñe una y mil veces, con la que hoy eleva tu ruego, para que esta esperanza se convierta al través del tiempo en la más firme y absoluta realidad. Que asi sea".
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