Cuando empiece la tormenta enciéndase una vela que tenga una cuarta aproximadamente de
largo.
Hecho esto, de hora en hora, después de lavarse la cara por tres veces con agua exorcisada, se dirá la siguiente oración:
"En vos confío. Señora, que intercedáis por mi cerca de Aquél que murió por los pecadores. Como esta cinta santa que poseo, tengo el alma pura y puras mis intenciones. Salvadme, Señora, si soy digno (o digna) de vuestra protección, contra los terrores del rayo".
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