Médium de nacimiento,
clarividente, videncia natural, videntes en Barcelona
videntes telefónicos,
videncia telefónica.
Te sientes extraño en tu propio entorno y cada vez la
soledad exterior se hace más patente. Por mi consulta pasan muchos padres
angustiados, porque sus hijos son tachados en la escuela de “vagos o
despistados”, y es que, tras muchos fracasos escolares, se esconde una mal
llevada mediumnidad, en el niño, el vacío social se va agrandando mientras que
la vida interior cada vez es más rica y compleja. Pronto simpatizan con espíritus
que no saben lo que les ha ocurrido pero que se sienten “vivos” al lado de un
médium y se mezclan con nuestros pensamientos pidiéndonos cosas o actos que
para nosotros son difíciles a veces, imposibles, de realizar y así según el
estado de ánimo, atraemos espíritus, tristes, alegres, soñadores, etc pues
siempre atraemos las mismas vibraciones que emanamos. En compensación podemos
ver y contactamos con nuestros ángeles, que se convierten de este modo en
nuestros verdaderos amigos y protectores. Desde cualquier filosofía o religión
conectamos seres de luz (para mí ángeles) que nos ayudan a suavizar nuestros
pasos y acciones, descubrir los libros de Kabaleb me sirvió para comprobar que
aquel legendario “Ángel de la Guarda... dulce compañía...” que mi abuela me
enseñó a rezar, tenía mucho que ver y me ayudaba a tomar conciencia de él.
Poder leer las obras que a ese inminente catalán se le ocurrió legarnos a la
humanidad. Con el aprendí que el dedicar a los ángeles cada día unos minutos,
es imprescindible para que la paz y la armonía, nos irradien durante toda la
jornada. Los peligros, así son mínimos, pues otro handicap es que cuando
estamos tristes, por atracción conectamos con niveles bajos de conciencia, y
ahí los genios del abismo, o luciferianos nos ponen trabas y nos acompañan todo
tipo de tristezas, incluso espíritus que se han suicidado y que nos invitan a
hacer lo mismo, y ahí he visto muchos casos de médiums que intentan suicidarse.
Recuerdo el caso de una niña que lo había intentado tres veces cuando sus
padres decidieron internarla en un hospital psiquiátrico, pues había puesto en
peligro a toda la familia, dejando las llaves del gas abierto y al fallarle
este intento y reconociendo el mal que podía causar, en la primera ocasión que
se le presentó se tiró al vacío desde un cuarto piso... si bien cayó a los
tendederos, de ropa del 21 piso, y eso atenuó la caída... la tercera vez se
cortó las venas y una hermana suya llegó a tiempo de avisar a la ambulancia,
entonces me consultaron. Junto con los padres, la niña y la asistencia
mediumnica, estudiamos el caso y no volvió a intentarlo más. Otros casos,
lamentablemente, no tuvieron tanta suerte... he visto casos de personas, que,
amando la vida, se han lanzado a precipicios, perdiéndola sin ninguna razón que
justificarse esa fatal decisión, sí bien luego, al hablar con los vecinos de la
zona, me han contado que en el mismo lugar, ya han sido varios los suicidios
que se han desempeñado allí... ¿Qué pasa entonces?
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