Etnólogos consideran brujería europea contemporánea como un avatar último de las creencias mágicas populares en peligro de extinción. Atribuyen generalmente estas prácticas a las capas más crédulos y atrasados ​​de la población, impermeables a la causalidad sagrado inviolable, rechazando sus dificultades y sus desgracias repetidas en otros, para explicar la mala suerte persistente con el odio, los celos o el deseo de hacerlo d un vecino que sería lanzar un hechizo.

Sin embargo, a pesar del desarrollo de la educación y el pensamiento científico en nuestros países civilizados, esta creencia en el "poder de brujo" y sus prácticas ocultas es muy agudo, no sólo entre los pobres y los marginados, sino también entre las clases medias y los jóvenes educados. El concepto de la brujería parece anclado en lo que Jung llama nuestro "inconsciente colectivo". Con la actual crisis económica y espiritual, sería incluso tienden a ganar terreno.

La creencia en la realidad de la brujería permite que la víctima tiene la culpa de todas las desgracias que le ocurren a él en una cabeza de turco, el vecino celoso, el lanzador, el brujo.

La acumulación de mala suerte, desgracias domésticas repetidas, enfermedad inesperada, averías o accidentes de automóviles en serie, el desempleo, la falta de dinero, la muerte súbita de los parientes o de una mascota, son ya visto como el resultado de la casualidad, una desgracia que pasa, falta de higiene y la imprudencia, la imprevisión, la negligencia, la pereza, o una vida inconexa del alcoholismo o las drogas, sino que se atribuyen a las acciones maliciosas de los individuos con el poder para dañar a otros: las brujas.

Hasta el último Consejo, las personas que se sienten hechizados estaban usando su párroco que, por su escucha paciente, su conocimiento de las almas de sus santos, curó sus fantasías mediante la reactivación de su fe con rezos, procesiones y bendiciones. Una novena suficiente por lo general para levantar el hechizo y cazar pequeños demonios. Si el hechizo persistió, el cura caminar alrededor de sus campos, establos y su casa el pincel en la mano, la administración del exorcismo necesaria pequeños y se encomiendan a la anfitriona, antes de salir, un vial agua y sal bendita: en el 90% de los casos, todo volvió a la normalidad. En caso de posesión demoníaca, que era más grave. Sin embargo, los casos reales de posesión son muy raros. Uno o dos casos por año en toda Francia. El sacerdote entonces un recurso ante el exorcista designado por el obispo. Este es el patrón más común.