Médium de nacimiento, videncia natural, videncia telefónica 4€,
No me atrevía a contárselo más que a mi abuela, esa Santa mujer que empezaba el día con oraciones y cuya sabiduría fue el árbol del que me alimenté en mi adolescencia, aunque ella no podía explicarme todo lo que mis ansias de saber necesitaban, y ello hizo que en mi interior, naciera un gran dolor al creerme que quizás sería una persona gafe. Me pasaba incluso en la vida real, veía alguien, aunque no le conociera de nada, y en su espalda, como si de una mochila se tratara, veía una forma oscura, que empañaba su silueta de colores negros y grises... esa persona al poco tiempo se moría... Rezaba con verdadera angustia, pidiéndole a Dios que no me permitiese ver ni soñar aquellas cosas, pero Dios era sordo a mis peticiones, y solo me dio años más tarde respuestas a esas situaciones. Lo supe un domingo de los muchos que con la abuela visitábamos el cementerio, para ir a saludar y a llevar flores a los difuntos. Había un joven muy triste, sentado junto a una tumba con actitud de dolor, junto a él una mujer mayor de pelo largo y facciones lánguidas intentaba consolarlo, pero el joven, parecía ignorarla. La mujer se acercó a mí y me dijo: “Ven, dile a mi hijo que no se preocupe por mí, que yo estoy bien... Dile que no venga tanto al cementerio, aquí sólo hay muertos, y el tiene que vivir... no debe hacerme sufrir así, yo ya no pertenezco a la tierra”, cuando dijo esto, me di cuenta que la mujer, era un espíritu. Quería correr, escapar, pero mis pies estaban clavados en el suelo... no podía irme lo único que hice fue pensar, “vamos” empecé a caminar hacia el joven, sin tocarle le saludé y le dije: Tengo un mensaje para ti, tu madre quiere que no vuelvas más al cementerio, aquí sólo hay muertos, y tu perteneces a la vida... ella está bien... espera... ¿Por qué aquella mujer se metía en mis pensamientos, que quería ahora?... Mis labios empezaron a moverse y una voz que yo desconocía salió por ellos: “Hijo mío, te quise muchísimo y no me fui por mi gusto, pero Dios me quiso allí arriba, has de vivir pequeño mío, tienes todo cuanto necesitas y muy pronto, una hermosa chica vendrá a cubrir el vacío que yo te he dejado. Vive hijo mío, y así yo podré también hacer mi camino” Una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo, con tal intensidad que creo reboté en el suelo... oí que el joven me decía: ¿Tú eres médium?, quiso besarme las manos, y sólo las llenó de lágrimas. Salí corriendo, la abuela estaba limpiando el nicho cuando llegué me dijo: ¿Y el agua?... era verdad, yo llevaba un bote para llenarlo de agua y ponérsela con las flores... pero que había hecho de él... “No lo sé” le dije, “quiero irme, no me encuentro bien”. Médium, palabra extraña, cuando llegue a casa la busque en el diccionario. No venía ninguna explicación, tendría que preguntárselo a la abuela.
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