Con un fragmento de esta piedra maravillosa y en ocasión de que digan misa, debe concurrirse a la iglesia más cercana. Al aproximarse a la pila de agua bendita, debe ponerse un poco de sal molida sobre el imán, y se introduce en el agua diciendo, a la vez: "Imán, yo te bautizo. Imán eres, imán serás y para mi fortuna y suerte te llamarás". Hecho esto se arrodillará en la parte central de la Iglesia, teniendo la piedra en la mano, se rezará un credo.
Debe hacerse con toda devoción. Se va a su respectiva casa, se toma una bolsita de lana encamada y se reza la presente oración:
Hermosa piedra imán, mineral y encantadora que con la Samaritana anduviste; a quien suerte, hermosura y hombre le diste; yo te pongo oro para mi tesoro, plata para mí casa, cobre para el pobre, coral para que se me quite la envidia y el mal trigo para que ... sea mi marido. (Decir el nombre de la persona por quien se hace esta oración). Para esta clase de ceremonia ha de tenerse limadura de acero, plata, cobre y unos granos de trigo. Todo así convenientemente preparado debe ir en la bolsa antedicha. Por lo general el día Viernes es el más apropiado para esta operación. En ese día y mezclado en aguardiente ha de introducirse la piedra Imán en un vaso de tipo común, a la par que ha de decirse esta oración:
¡Oh hermosa piedra Imán y mineral! que con la Samaritana anduviste, suerte y hermosura para los hombres le diste, y me darás suerte y fortuna. La piedra debe ser depositada, acto seguido, en su correspondiente bolsa, echando dentro de la bolsita unas limaduras de acero. El aguardiente y limadura debe adquirirse continuamente, en particular este último, para que aquella no muera y mantenga su vitalidad, pues de lo contrario irá perdiendo su valor eficaz y el estado de la piedra no dará el resultado esperado.
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